martes, 15 de junio de 2010

Mentiras verdaderas

He escrito tantas mentiras, absurdas apologías a tiempos pasados que supuestamente fueron felices, hube llorado tantas lagrimas de sangre basada en el banal ideal de un amor de “infancia”, sentí el “dolor” más agudo, antes cuando sonreía y todo era feliz y supuestamente me casaria con la mujer que tenia al frente, a esa a la que siempre le quise dar una rosa pero nunca se la llegue a dar en los años que duro eso. Ahora me siento en el penoso deber de examinar de nuevo mis escrito y ver que todo lo que hasta ahora he escrito es una recopilación de sucesos con otro punto de vista, algunas veces exagere sobre su belleza, otras sobre su bondad, incluso al borde de crearle un toque de divinidad del que los humanos carecen; sin embargo, de lo que nunca podre inventar n i mentir: Sus ojos.

Apologías hacia ella, hacia su mirada, su mirada camaleónica y con toque Olímpico, con la inteligencia y la certeza que reflejan los ojos de Atena y con la belleza y pureza de los ojos de Artemisa. Más que amarte a ti mi amor amo a tus ojos, son lo que me reflejan y lo que me dicen lo que tus labios quieren gritar pero no pueden, son lo que me indica que mi cielo está cerca tuyo, el color de tus ojos me lleva a lugares insospechados de mi conciencia y me hace sentir emociones que en mi corazón adolecen de una temperatura increíble. Amo tus ojos, sus magníficos ojos, no importa el color sino lo que me refleja su mirada tan pausada e increíble. Son la puerta a la magnificencia y pureza de tu alma que aguarda paciente alojarme dentro. Tus ojos son la ventana de mis Elíseos los cuales los ha reservado para mi desde el principio de los tiempos, la amo es cierto pero más amo sus ojos que me permiten amarla más que a nada en este mundo.

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